La vacuna aprobada por la ANMAT está destinada a personas que hayan tenido o no, dengue. La misma estará disponible en Argentina a mediados de la primavera
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de la vacuna contra el dengue. Se trata de la TAK-003, que está indicada para todas las personas mayores de 4 años que hayan tenido o no la enfermedad. El laboratorio japonés Takeda comenzará el proceso productivo de la misma y se prevé que estará disponible en el país este año a mediados de la primavera.
Por su parte, autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, mantuvieron un encuentro con especialistas y expertos para analizar las diferentes vacunas aprobadas o en vías de aprobación, así como estudiar las posibles recomendaciones de implementación. De la reunión formaron parte representantes del laboratorio Takeda, como del Instituto Butantan de Brasil y del laboratorio Sanofi-Pasteur, quienes presentaron una actualización de los estudios de fase III de sus vacunas.
El grupo de expertos y autoridades sanitarias consideraron que, en base a los datos presentados, ninguna vacuna cumple función de bloqueo frente a un brote de dengue como el que tiene lugar actualmente en nuestro país. En ese sentido, coincidieron en que la mejor estrategia de prevención sigue siendo la participación de la comunidad en relación al control y eliminación de criaderos de mosquitos, así como el fortalecimiento de la comunicación de las medidas de prevención para evitar picaduras y el empleo de métodos de aislamiento vectorial (repelentes, espirales, mosquiteros, etc.).
Por otro lado, señalaron que la mayor carga de enfermedad, que se traduce en sobrecarga del sistema de salud, está vinculada a las formas leves o moderadas que no requieren hospitalización. Por su parte, la tasa de mortalidad y de formas graves es baja, de modo que la incorporación de una vacuna podría pensarse para bajar la carga de enfermedad, y evitar la sobrecarga en el sistema de salud.
Finalmente, los presentes acordaron que, en enfermedades transmitidas por vectores, la vacunación no es ni debe ser la única estrategia de prevención, aun cuando pudiera contarse con vacunas eficaces, seguras y económicas.