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Una científica argentina fue distinguida en Francia por sus aportes a la salud auditiva

Ana Belén Elgoyhen recibió el Grand Prix de la Fondation Pour l’ Audition de París por el hallazgo de dos proteínas clave en el funcionamiento del oído interno.

Ana Belén Elgoyhen fue galardonada en París.

Más de quince distinciones recibidas y un curriculum vitae interminable. Parece lógico que Ana Belén Elgoyhen haya sido galardonada el pasado jueves con el Grand Prix de la Fondation Pour l’ Audition, una prestigiosa institución francesa dedicada de lleno a la asistencia e investigación en materia de salud auditiva. ¿Qué logro le reconocen a esta argentina investigadora superior del Conicet? Haber descubierto dos proteínas fundamentales para el funcionamiento del oído interno y la modulación de todo aquello que escuchamos (técnicamente, el sistema eferente olivococlear).

A cargo del laboratorio de Fisiología y Genética de la Audición del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor Torres” (Ingebi), el de Elgoyhen es un hallazgo trascendental para la investigación en temas de audición, ya que revela algo del “cómo” en la protección del propio sistema auditivo frente a sonidos intensos; esos sobrestímulos que pueden derivar en una pérdida de la audición (hipoacusia) o en acúfenos (“sonidos fantasma”, carentes de fuente sonora externa).

Pero, enunciada así, la noticia omite un punto importante: el premio se lo dan en cinco minutos, pero a Elgoyhen le llevó más de 20 años arribar a estos resultados. Recién aterrizada desde París y “trabajando incluso en el feriado” para ponerse al día con sus tareas de laboratorio, la experta dialogó con Clarín.

El galardón que recibió en Francia Ana Belén Elgoyhen, investigadora superior del Conicet.

El galardón que recibió en Francia Ana Belén Elgoyhen, investigadora superior del Conicet.

“Todo fue casi accidental”, aseguró. Corría 1992 y Elgoyhen hacía su posdoctorado en Estados Unidos: “Estaba trabajando en unas proteínas relacionadas a las que encontré después, que se expresaban en el cerebro. Pensaba que participaban en problemas de patologías cerebrales, como el Alzheimer. Y de casualidad di con una proteína que no estaba expresada en el cerebro sino en el oído interno. Ahí empezó esta historia y mi pasión por estudiar esa zona del cuerpo”.

El capítulo que sigue habría sido otro si Elgoyhen no hubiera decidido volver a la Argentina: “Volví a trabajar en mi país, a pesar de las dificultades de los años 90 para desarrollarse en ciencia. Instalé mi laboratorio, recluté estudiantes y recién en 2001 encontramos la segunda proteína. Pasaron casi diez años entre una y la otra. Luego empezamos a investigar bien las dos, a ver cómo participaban de la fisiología del oído interno, cosa que nos llevó otros cinco a diez años más”.

“Lo que hacemos es un trabajo lento, de hormiga. Un trabajo de mucha perseverancia”, señaló la investigadora, quien dirige un equipo de quince personas, entre estudiantes, becarios de doctorado e investigadores.

Las necesidades, agregó, no son pocas: “Como todo trabajo de ciencia básica, lleva años de estudio y mucha inversión de dinero, que en este caso principalmente vino de instituciones del exterior. Además, claro, del Conicet y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica”.

¿Cuál es la aplicación concreta de este hallazgo? Prevenir la muerte de algunas de las 12.000 células sensoriales que tiene cada oído interno. No es tarea simple: “Estas células son muy frágiles y se van muriendo por distintas razones. Dentro de las [razones] conocidas, una muy importante es la exposición a sonidos intensos. Se mueren y no se regeneran. Ahora bien, si desarrolláramos una droga, sería raro que para ir a un recital debamos tomar preventivamente un fármaco. Lo más lógico es evitar sonidos intensos”.

Sin embargo, en otras partes del mundo este desarrollo sería muy preciado. Por ejemplo en Estados Unidos, donde numerosos efectivos de seguridad participan en conflictos armados cada año y regresan con severos problemas auditivos. Según afirmó Elgoyhen, “este problema representa la mayor inversión en compensación por discapacidad que debe enfrentar el gobierno estadounidense”.

Ahí, aclaró, se abre una esperanza: “Es difícil determinar cuándo ocurrirá, pero estamos buscando moléculas que utilicen este sistema como blanco terapéutico. Sería importante para casos puntuales de prevención”.

Ana Belén Elgoyhen junto a Karen Avraham (izq.), presidenta del jurado y Francois Bettancourt (der.), presidenta honoraria de la Fondation Pour l' Audition.

Ana Belén Elgoyhen junto a Karen Avraham (izq.), presidenta del jurado y Francois Bettancourt (der.), presidenta honoraria de la Fondation Pour l’ Audition.

Uno de los aspectos que valoraron los evaluadores franceses es, como explicó Elgoyhen en un comunicado del Conicet, que hace 15 años desde el Ingebi ofrecen “un Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) para hacer diagnóstico molecular de sorderas, de modo que las personas hipoacúsicas conozcan el origen genético de sus problemas auditivos”.

Justo cuando se cumplen diez años de que Elgoyhen recibiera el Premio L’Oréal-Unesco Internacional para Mujeres en la Ciencia por América Latina, cabe preguntarse si la Argentina también se pone a la altura de sus científicos en el reconocimiento que les brinda. “Se reconoce poco nuestro trabajo. Lamentablemente estamos en un momento de crisis, como tantos otros que hemos pasado en la Argentina. Acá siempre se corta por lo más fino y la apuesta en ciencia siempre la ven como gasto y no como inversión“, dijo la investigadora.

Y mostró preocupación: “Estoy viendo cómo se van muchos estudiantes afuera, que es el camino lógico para hacer el doctorado, pero la diferencia es que antes tenían la ilusión de volver; ahora hay mucha incertidumbre”.

Fuente: www.clarin.com

Las máximas autoridades de salud de Argentina y Chile disertaron sobre los desafíos de los sistemas sanitarios

El secretario de Gobierno de Salud, Adolfo Rubinstein, y su par chileno, Emilio Santelices Cuevas, plantearon las distintas estrategias que están llevando a cabo en sus gestiones para ampliar el acceso y la cobertura en salud.

En un encuentro que organizó la Fundación Libertad, las máximas autoridades en salud de Argentina y Chile dialogaron sobre los objetivos y prioridades de cada gobierno en esta área y sobre las problemáticas comunes. Además, el secretario de Gobierno de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein y el ministro de Salud chileno, Emilio Santelices Cuevas, sostuvieron una reunión bilateral en la que trataron temas como obesidad, etiquetado frontal y la próxima reunión de salud del MERCOSUR.

“Existe una enorme variabilidad en la atención entre diferentes provincias y coberturas sanitarias, diferencias que tienen que ver con la capacidad de pago y con la falta de estándares explícitos de atención”, describió Rubinstein.

Como para mencionar algunos ejemplos el secretario mencionó que la mortalidad infantil es dos veces mayor en las provincias pobres que en las más ricas; mientras que la mortalidad materna es ocho veces superior.

Por esa razón, el funcionario explicó que el primer objetivo es la ampliación de la cobertura efectiva a través de la formación e implementación de equipos de medicina familiar y comunitaria para la atención de personas identificadas en áreas específicas; el desarrollo de sistemas de información interoperables en toda la red de centros de atención primaria y hospitales públicos, con la historia clínica electrónica como eje central para asegurar la continuidad y calidad de los cuidados; y la ampliación de la cobertura prestacional a través de programas nacionales con foco en las enfermedades crónicas y sus factores de riesgo.

“Estamos trabajando en la estrategia de mejorar el acceso a los medicamentos en especial, los de de alto costo y a las nuevas tecnologías que de alguna manera amenazan la sustentabilidad del sistema de salud”, indicó Rubinstein como segundo eje de su gestión. “Es por eso -agregó- que son necesarias las políticas de reducción de precios y de coberturas con criterios más explícitos, objetivos y transparentes”.

Entre esas estrategias se encuentran la compra conjunta de medicamentos de alto costo y el apoyo al proyecto que se encuentra en el Congreso Nacional para la creación de la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud (AGNET).

Finalmente, Rubinstein indicó que el tercer objetivo es enfrentar la epidemia de enfermedades crónicas y sus factores de riesgos. “El foco lo pusimos en los cánceres prevalentes como el de mama, colorrectal y el de cuello de útero; como así también en el infarto agudo de miocardio y en el accidente cerebro vascular, además de los factores de riesgo tradicionales como la hipertensión arterial y la diabetes”, detalló.

El funcionario destacó que en este punto se da una atención principal al sobrepeso y a la obesidad infantil “que afecta al 40 por ciento de nuestros chicos y adolescentes, lo que convierte a la Argentina en uno de los países cuyas tasas está creciendo más aceleradamente en la región”, explicó. Para ello se están desarrollando políticas orientadas a la educación nutricional; participación y sensibilización comunitaria; y mejoramiento de los estándares regulatorios y etiquetado frontal.

A su turno, Santelices Cuevas afirmó que “aunque tengamos sistemas de salud distintos, los desafíos que tenemos en Chile son los mismos y también queremos avanzar en la cobertura universal ya que hay brechas en la cobertura que tenemos, las prestaciones que incluye y el nivel de financiamiento”.

El ministro chileno adelantó que a futuro el cáncer será la primera causa de muerte en su país y que “sin duda el tsunami de salud del siglo XXI se llama obesidad”. En este sentido, a un año de la aplicación del etiquetado frontal, Santelices Cuevas comentó que ya existe evidencia científica que demuestra como la medida “está generando impacto en el comportamiento de la población y en la reformulación de la industria, en términos de productos más sanos”.

Luego explicó el concepto de hospital digital, estrategia que están implementando en Chile, para lograr un mayor control de las enfermedades crónicas, mejor integración en la atención y ampliar la cobertura de las poblaciones con limitaciones económicas, también geográficas y logísticas. “No es una tecnología, ni una herramienta sino una nueva forma de atención de salud que va en paralelo con la que hasta hoy conocemos”.

Ingeniería genética al servicio de la salud

Investigadores del CONICET trabajan en proyecto para producir el factor IX de la coagulación, proteína cuya deficiencia es la causa de la hemofilia tipo B.
José Luis Bocco, José Luis Daniotti y Carlos Argaraña. Foto: gentileza investigadores.

La hemofilia es una patología genética y hereditaria que se caracteriza por un defecto en la coagulación de la sangre. Para un paciente con esta enfermedad, una intervención quirúrgica sencilla o una extracción dental pueden convertirse en un problema grave dado que no se podrá detener la hemorragia. Su causa es la deficiencia en la producción de alguna de las proteínas (factores) que intervienen en la formación del coágulo. Su tratamiento terapéutico implica justamente la administración de las proteínas faltantes.

La deficiencia de los factores VIII y IX de la coagulación son respectivamente las causas de las hemofilias tipo A y tipo B. Si bien este segundo tipo tiene una prevalencia mucho menor, la posibilidad de poder generar en Argentina el factor IX -que actualmente cuenta con un sólo productor mundial- permitiría evitar al país la necesidad de importarlo y ahorrarle el costo anual en divisas que ello implica.

Investigadores del CONICET del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI; CONICET-UNC) y del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC; CONICET-UNC) son los asesores científicos desde hace más de un lustro de un proyecto denominado BIOHEMO que en articulación con el Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) apuesta, a través de métodos de ingeniería genética, a producir en Argentina el factor IX de la coagulación. El proyecto se desarrolla técnicamente en el Laboratorio de Hemoderivados con la participación de profesionales y jóvenes investigadores de la institución.

“Lo que nosotros buscamos es producir el factor IX de la coagulación a través de técnicas de ADN recombinante. Esto es, utilizando la secuencia de ADN del gen que codifica para esta proteína, sintetizar el factor IX humano, en células en cultivo de otra especie, -nosotros utilizamos en este caso las provenientes de hámster chino, células tradicionalmente utilizadas para sintetizar proteínas humanas-. A nivel de laboratorio y recientemente a escala piloto, pudimos llevar adelante este procedimiento de manera exitosa, sintetizando factor IX no sólo con actividad biológica sino también con propiedades físico-químicas idénticas al factor IX disponible comercialmente. El desafío ahora es llevar su producción a una escala más alta porque nuestro interés es que atraviese todos los controles de calidad y bioseguridad necesarios a fin de que cumpla el objetivo principal, su aplicación en pacientes que necesitan este producto”, explica José Luis Bocco, investigador superior del CONICET en el CIBICI y uno de los responsables del proyecto.

El Laboratorio de Hemoderivados de la UNC se dedica principalmente a la producción de fármacos derivados del plasma humano, que es la fracción líquida de la sangre, es decir libre de glóbulos rojos y de glóbulos blancos, y está compuesto por un 90 por ciento de agua y un 10 por ciento de proteínas. La purificación de diversos compuestos que se encuentran en este fluido (como albúmina sérica, factores de coagulación, antitrombina III o gammaglobulina) resulta útil para el tratamiento de distintas enfermedades, incluida la hemofilia. Pero este modo de producción requiere indefectiblemente de disponer de plasma humano que se obtiene a través de donantes de sangre.

“En el caso de la producción de proteínas recombinantes -a diferencia de cuando se trabaja en la purificación a partir de fluidos naturales humanos- no hay limitación en la disponibilidad de la fuente. Por otro lado, es un procedimiento más seguro en cuanto a que la posibilidad de contaminación con otros factores biológicos es muy escasa”, explica Carlos Argaraña, investigador superior del CONICET en el CIQUIBIC y otro de los encargados del proyecto.

Esta experiencia no es la primera en la producción del factor IX de la coagulación por tecnologías de ADN recombinante sino que se trata de un producto biosimilar, lo cual alienta la expectativa de los científicos de que la llegada al mercado de este producto no se demore mucho.

“Si bien para que nuestro producto pueda comercializarse es necesario que atraviese todos los controles exigidos por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), al tratarse de un biosimilar -es decir, de una tecnología validada y un producto que ya se comercializa- los tiempos para su aprobación son más breves”, afirma José Luis Daniotti, investigador principal del Consejo, Vicedirector del CIQUIBIC y tercer integrante del grupo asesor.

BIOHEMO fue en parte financiado a través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (hoy dependiente del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología) y por el Laboratorio de Hemoderivados de la UNC. Más allá del proyecto concreto para sustituir la importación del factor IX, la apuesta de fondo es generar una empresa de base tecnológica (EBT) que dependa del CONICET y la UNC, con sede física en la Ciudad Universitaria de Córdoba y con capacidad instalada para producir también otras proteínas recombinantes necesarias para el país.

Por Miguel Faigón

Fuente: www.conicet.gov.ar

Rubinstein inauguró el 25º Simposio Mundial de Salud Transexual

El Secretario de Gobierno de Salud de la Nación abrió la edición del evento que por primera vez se realiza en un país de Latinoamérica. Argentina fue elegida como jeux gonflables sede por ser un país pionero en el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI


El Secretario de Gobierno de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, abrió el sábado en el Hotel Hilton de Buenos Aires el Symposium World Professional Association for Transgender Health (WPATH), que se realizó por primera vez en un país de Latinoamérica y del que Argentina resultó ser sede por ser una nación pionera en el reconocimiento de los derechos de las personas transgénero.

Ante un auditorio colmado, Rubinstein destacó que “es la primera vez que se celebra en nuestro país un evento de estas características y es un honor porque somos pioneros en todo lo vinculado a derechos y cuidados para la comunidad LGBTI”, y agregó que “hay muchas leyes que en los últimos años han hecho que tengamos un lugar destacado en el mundo en este aspecto y ahora hay varios países de la región que se están sumando”.

El funcionario celebró que un evento mundial que reúne a profesionales dedicados a atender a la población transgénero se realice en la región y sostuvo que “es muy importante acompañarlos, especialmente porque es una comunidad históricamente discriminada y es importante que Estado esté protegiendo sus derechos”.

En relación a los desafíos del sistema de salud argentino respecto de la población trans, Rubinstein destacó que “desde la dirección de Salud Sexual y Reproductiva de la secretaría, hay técnicos que se dedican específicamente a educación sobre diversidad de género, entrega de hormonas e insumos para la población que no tiene cobertura y en ese sentido estamos muy avanzados”.

El evento, que comenzó el viernes 2 y se extenderá hasta el miércoles 6, reúne a más de 750 especialistas y profesionales de la salud para exponer sus investigaciones y debatir la actualidad en todas las áreas clave de la salud de las personas transexuales. La apertura contó con la presencia de la inflatable water slide subsecretaria de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad, Pamela Malewickz. Por la secretaría de Salud de la Nación participaron también Silvia Oizerovich y Gabriela Perrota, de la Coordinación Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.

“Es la primera vez que esto va a suceder fuera de Europa y los Estados Unidos. Y sucede acá porque el mundo mira a la Argentina como ejemplo de políticas y de temas de salud para personas trans. Y la verdad es que esto es un orgullo y es importante”, indicó Javier Belinky, responsable del área de Cirugía Transexual del Hospital Durand y del Sanatorio Güemes y presidente local del Congreso.

“Cuando nos contactaron hace cuatro años para hacer el simposio por primera vez en Latinoamérica, sabíamos que estábamos en un buen camino y significó un reconocimiento. El especialista sostuvo que la clave en la atención de personas trans “es despatologizar, el abordaje integrado y darle la oportunidad a los pacientes de que dispongan de sus vidas y de sus cuerpos en lo que deseen y no lo que el médico o el sistema social quiere”.

Salud sexual

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