ACAMI

HACIA EL XXVIII CONGRESO ARGENTINO DE SALUD ACAMI 2025 AÑO


escarapela1810 – 215 años de la Revolución de Mayo – 2025escarapela

Cómo impactaron los cambios en el sistema de salud argentino y cuál va a ser el rol de la nueva tecnología.

9 de octubre 2025 en el Sheraton Hotel, Retiro Ciudad Autónoma de Buenos Aires

  No solamente es tiempo lo que pasó desde el primer Congreso Argentino de Salud de ACAMI en el año 1998, que contó con cuatro expositores (los Dres. Rodolfo Rodríguez, Jorge Dall´Aglio, Guillermo Jaim Etcheverry y José Luis Machinea), justamente en el mismo Hotel Sheraton de Retiro donde vamos a celebrarlo este año.

Pasaron muchos años, pasaron muchas administraciones de ACAMI que todas fueron contribuyendo al continuo crecimiento de nuestra entidad, para lograr que finalmente nuestro congreso sea el punto de encuentro de referencia de todo el sector de la salud en la Argentina.

ACAMI convoca como siempre a todos los actores de la salud en el país: funcionarios públicos, prestadores, financiadores, industria farmacéutica, profesionales de la salud, trabajadores, figuras de interés y de actualidad nacional. Todos tienen su espacio para expresar sus opiniones con respecto en el entendimiento que el intercambio de ideas es el único camino para resolver los profundos cambios que afectan al sector.

Un sector que viene cursando un proceso de transformación profunda en todos sus aspectos: económicos, financieros, prestacionales en incluso en su dimensión social.

Pero entre todos esos cambios, hay uno que viene tomando dimensión a pasos agigantados: la incorporación de la inteligencia artificial en el uso de la vida diaria y por supuesto y como no, en la prestación de salud.

Ya en nuestro Congreso anterior tuvimos una mesa especialmente dedicada al impacto de la Inteligencia Artificial en la Salud, a cargo de los Dres. Enrique Diaz Cantón y Guillermo Schor Landman. Pero entendemos que el los cambios se adelantaron a tal velocidad, que necesariamente vamos a tenerlos presentes en todos los puntos de nuestro programa.

¿Podemos hablar de diagnóstico sin participar a la Inteligencia Artificial? ¿Podemos hablar de finanzas, de planificación, de políticas públicas, de recursos humanos sin tenerla en cuenta?

Las aplicaciones de la IA en el ámbito de la Salud se replican hasta el infinito:

Diagnóstico y tratamiento: La IA puede ayudar a identificar enfermedades rápidamente y con gran precisión, analizar imágenes

(Rayos X, resonancias magnéticas, etc.) e indicar la respuesta a los tratamientos, siempre bajo la supervisión del profesional médico.

Investigación y desarrollo de fármacos: La IA va a acelerar el proceso de descubrimiento de nuevos medicamentos.

Atención al paciente: La IA es utilizada para crear chatbots que brindan información médica a los pacientes, mejoran la comunicación entre pacientes y profesionales de la salud, y optimizar la gestión de las citas.

Gestión hospitalaria:  La IA está automatizando   tareas administrativas, optimiza el uso de recursos y mejorar la eficiencia en los centros de salud.

Prevención de enfermedades: La IA puede ayudar a prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.

Estén atentos, enviaremos un mail personalizado a cada lector con el enlace de inscripción para el congreso en las próximas semanas

¡Muchas gracias!

LA ERA DE LA INCERTIDUMBRE

La creación de la ANEFITS puede ser un instrumento que de certezas en un medio en constante cambio.

Hasta hace no muchos años atrás, el futuro parecía predecible. Finalizaba el Siglo XX, y el orden mundial, las relaciones interpersonales, los marcos de contención social parecían encauzados. El Fin de la Historia proclamaba Francis Fukuyama, bajo la idea rectora del fin de las luchas ideológicas en razón del triunfo de la globalización y las democracias liberales.  El progreso tecnológico seguiría linealmente mejorando nuestra calidad de vida, nuestra salud, nuestro bienestar.

Sin embargo, otro gran autor, el líbano-americano Nassim Talleb en el año 2007, nos sacude con El Cisne Negro: El impacto de lo altamente improbable produce cambios en la historia que marcan sus puntos de inflexión, en un camino que nunca es lineal. Así, el auge de las comunicaciones personales a través de dispositivos personales (PC y posteriormente en mucha más medida los teléfonos celulares), produjo un cambio social excepcional en muchos aspectos beneficios, pero con una gran consecuencia negativa: la aparición de las “grietas” que comenzaron a cruzar las sociedades y los países. Así, a un cuarto de transcurrido el Siglo XXI vemos renacer autoritarismos, luchas religiosas producto de fanatismos, conflictos bélicos y muchos antagonismos que creíamos ya superados.

Pero lo que no ha cesado de progresar es la ciencia, que en todos sus aspectos, desde la exploración del espacio, la física cuántica, la inteligencia artificial y la biología, no deja de sorprendernos diariamente, configurando una proyección de futuro impredecible.

En este contexto está la salud, y nosotros, los actores del sistema de salud. El avance de la ciencia médica, las nuevas tecnologías, los nuevos desarrollos farmacológicos nos ponen en jaque entre dilemas éticos, la real utilidad de determinadas drogas y el problema constante de la financiación, ya que los recursos disponibles crecen en una proporción muy inferior a la de los costos del sistema.

La incertidumbre respecto de la utilidad de determinadas nuevas drogas o tecnologías, ha provocado que en caso de duda, el juez que debe decidir sobre una demanda en la que se requiere un tratamiento fuera del PMO, opte siempre por obligar al financiador de salud a proveer lo que sea, aunque su eficacia no se encuentre plenamente acreditada y sin contemplar los recursos involucrados. Necesariamente los recursos finitos implican que la administración de un tratamiento costoso a un paciente del cual no está probada su eficacia, va en detrimento de tratamientos probados a muchos otros pacientes que verdaderamente lo necesitan.

La creación de la Agencia Nacional de Evaluación de Financiamiento de Tecnologías Sanitarias (ANEFITS) constituye un paso importantísimo para reducir la incertidumbre judicial a la hora de decidir sobre la aplicación y suministro de un determinado medicamento a un paciente que lo reclama judicialmente. Conforme el comunicado oficial del 27 de marzo del corriente, la nueva agencia tendrá a su cargo la evaluación de los nuevos medicamentos, dispositivos, pruebas diagnósticas y demás procedimientos e intervenciones que tengan como objeto la mejora de la salud.

La agencia funcionará como un organismo autárquico que permitirá establecer criterios claros para determinar qué tecnologías sanitarias son seguras, eficaces y beneficiosas antes de que se inicie el proceso de registro en el país para su comercialización. Además, trabajará de manera articulada y complementaria con la ANMAT y permitirá evaluar de manera rigurosa y comparativa el valor de nuevos medicamentos, tratamientos y procedimientos.

Estará encabezada por un presidente y vicepresidente, quienes serán designados por el Poder Ejecutivo, a propuesta de la cartera sanitaria nacional. Ambos deberán contar con una sólida formación y trayectoria en materia de evaluación de tecnologías sanitarias. Los acompañarán cuatro vocales, que trabajarán en forma ad honorem, en representación de la ANMAT, del Consejo Federal de Salud (COFESA), de la Asociación de Facultades de Ciencias Médicas de la República Argentina (AFACIMERA) y de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía

La ANEFiTS también buscará ordenar y simplificar el entramado de normas que conforman el marco regulatorio vigente eliminando la superposición de organismos, la duplicación de funciones y la burocracia innecesaria. Con este objetivo, absorberá las funciones de la Comisión Nacional de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Excelencia Clínica (CONETEC) y del Consejo de Asistencia Técnica para Procesos Judiciales de Salud (CATPROS) y concentrará la totalidad de las competencias en materia de evaluación de tecnologías a fin de evitar pronunciamientos contradictorios El objetivo fundamental es reducir la judicialización de la salud, evitando fallos arbitrarios no basados en la evidencia científica.

Es fundamental que esta nueva agencia esté alineada con las mejores prácticas internacionales, ponga al paciente en el centro de la evaluación y que contribuya a la sustentabilidad del sistema de salud sin obstaculizar el pronto y oportuno acceso de la población a los nuevos medicamentos.