Para el cirujano argentino Enrique Elli, no hay dudas: la presencia de los robots en el quirófano será cada vez más común en nuestro país y el resto de la región. Sobre todo porque, de acuerdo con su experiencia en la Clínica Mayo, de los Estados Unidos, disminuyen las complicaciones en algunas intervenciones con buenos resultados.
“En cinco años, habrá un gran cambio en la cirugía robótica en América Latina”, afirma Elli, que visitó recientemente el país, donde el año pasado entrenó a dos equipos hospitalarios en el uso de las técnicas robóticas en cirugía bariátrica y metabólica. Esta vez, fue uno de los invitados extranjeros en el último Congreso Argentino de Cirugía. “Es un campo que va creciendo año tras año, lejos de desaparecer”, sostiene el especialista, de 46 años, recibido en la Universidad del Salvador y que hizo su residencia en el Hospital de Clínicas.
Durante este tipo de intervenciones, el cirujano va usando instrumentos muy pequeños para operar y lo hace a través de múltiples brazos robóticos que controla mediante una computadora sentado en una consola a metros del paciente. Como con otros métodos quirúrgicos, el entrenamiento y la práctica mejoran los resultados.
Elli se formó en cirugía robótica en la Universidad de Illinois, en Chicago, donde vivió 16 años. Hace tres años, se mudó a Jacksonville, en el estado de Florida, Estados Unidos, donde la Clínica Mayo tiene una de sus sedes.
En ese establecimiento trata a pacientes con trastornos metabólicos, incluido el síndrome que combina tres o más de cinco factores de riesgo y predispone a tener problemas cardiovasculares. Son la hipertensión, el perímetro abdominal por encima de 80-88 centímetros en las mujeres y 95-102 centímetros en los hombres, y los valores de glucosa, grasas (triglicéridos) y colesterol HDL o “bueno” elevados.
“A diferencia de lo que sucede con la cirugía bariátrica, para la cirugía metabólica no hace falta que un paciente tenga obesidad grave. Con todos esos cuadros clínicos, ya puede sufrir complicaciones de alto riesgo”, señala el especialista, que publicó 65 estudios y 12 capítulos de libros.
Los requisitos para la intervención son tener un índice de masa corporal de 30 o aún menos, en especial si es junto con diabetes tipo 2 difícil de tratar (por ejemplo, cuando la demanda de insulina es muy grande y el organismo no responde al tratamiento farmacológico).
“La cirugía resuelve estos problemas en una semana o 10 días -afirma el cirujano-. Mejora la glucemia, la hipertensión y el colesterol. En los pacientes que necesitan altas dosis de insulina, dejan de utilizarlas y revierte el riesgo cardíaco”.
En nuestro país, se entrenó en el uso de esta intervención a un equipo del Hospital Churruca. “Aquí, el costo de la cirugía robótica aún es muy importante. Pero en cinco años se verá un gran cambio, como en el resto de la región, porque hay más empresas en este campo que están incorporando al mercado otros equipos. Esto favorecerá el acceso para los profesionales y los pacientes”, explica.
A la vez, en este campo avanza el tratamiento quirúrgico de ciertos tumores, como la cirugía de la pared abdominal, porque “es más simple de aplicar y prender en forma robótica manteniendo el enfoque mínimamente invasivo”, detalla el cirujano.
En Europa y Asia, ese campo está más extendido que en los Estados Unidos, donde la cirugía robótica va reemplazando a la laparoscópica convencional, aunque los seguros de salud aún se resisten a cubrirla. En especial, según comenta Elli, porque todavía las ventajas para las aseguradoras no son tan evidentes. “Argumentan que los resultados son los mismos. Y es verdad, pero también esto depende del cirujano”, afirma.
Aunque aclara que los riesgos con la cirugía por vía laparoscópica convencional son “muy bajos”, dice que las ventajas en algunos parámetros con la versión robótica “son claras”, de acuerdo con resultados que en la Clínica Mayo también relevaron en pacientes con cáncer. Son, por ejemplo, la disminución del sangrado y las infecciones.
“La cirugía con interfaz digital es, sin duda, el futuro próximo que cambiará la forma en que los pacientes serán tratados, con una mejoría significativa de los resultados y, a la vez, minimizando las complicaciones”, finaliza Elli, que también se desempeña como profesor asociado de cirugía y director de cirugía bariátrica de la Facultad de Medicina de Mayo. También está al frente del Programa de Especialista en Cirugía Miniinvasiva.