El nuevo Reglamento de Residencias Médicas y sus implicancias en el ámbito privado.
En un momento en que todo el sistema de salud está en revisión junto a otros sectores cruciales de la vida nacional, el sistema de Residencias Médicas no podía estar ajeno a las posibilidades de cambio.
Previo a la estructuración de las mismas, la formación de postgrado se realizaba mediante la concurrencia a las instituciones de salud para adquirir conocimientos y destrezas en las distintas ramas de la medicina, sin una organización uniforme y preestablecida. Recién a partir de la mitad del siglo pasado comenzó un proceso de sistematización que en su evolución va llegando hasta nuestros días. El proceso de formación de un joven médico en algunas de las especialidades de la medicina dura un mínimo de tres años. Es importante destacar el sentido formativo de las residencias lo que le da al residente el carácter de becario, no tratándose de una relación laboral.
No debe confundirnos la retribución que pueden recibir los residentes, que no es más que una ayuda para su sostenimiento en esta etapa de aprendizaje. De hecho, en otros países puede llegar a no recibir ninguna retribución o incluso con obligación de pago por parte del alumno en función de los conocimientos a adquirir. No puede dejar de tomarse en cuenta el costo que significa para una institución de salud tener residentes, ya sea en docentes, estructura administrativa, instalaciones etc.
Justamente por eso en este punto corresponde hacer una diferenciación entre las Residencias Médicas que se desarrollan en hospitales públicos o en entidades privadas como las que conforman ACAMI, y para las cuales el sostenimiento de las mismas formando especialistas es un enorme esfuerzo que beneficia al sistema de salud de todo el país. Sin perjuicio de ello, las medidas que se tomen respecto de las residencias en instituciones públicas no pueden considerarse aisladas con relación al efecto que provocarán en las instituciones privadas. Necesariamente lo que se haga en un sector, condicionará inevitablemente al otro.
En ese sentido, celebramos el Nuevo Reglamento para las Residencias Médicas en cuanto expresa claramente su objetivo: “jerarquizar el verdadero propósito de la residencia médica que es la formación de profesionales”. Así corresponde ser definido, ya que la residencia no es un “trabajo” sino un proceso de formación en el cual también el sector privado participa con mucho esfuerzo docente, material y económico. El carácter altamente formativo de la residencia deja en claro que no se trata de una relación laboral y lo lleva al ámbito de la becaría.