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Las claves de los cambios en el sistema de obras sociales y el punto que encendió el alerta en las prepagas

El Gobierno oficializó hoy, con la publicación de tres decretos en el Boletín Oficial, la reglamentación de los cambios en el sistema de opción entre obras sociales y prepagas previstos en el DNU 70, de diciembre último. Las modificaciones incluyen un punto que, según las entidades privadas, implican un factor más por el cual subirán los precios de los planes de salud; en este caso, de los planes que se contratan utilizando los aportes y contribuciones salariales para afrontar –generalmente de manera parcial– el pago de la cuota.

Concretamente, la medida que puso en alerta a las entidades es la obligación de aportar al Fondo Solidario de Redistribución (FSR) el 20% de lo recaudado por fuera de los aportes salariales (es decir, de lo recaudado a partir de lo que ponen de su bolsillo los trabajadores). Ese pago no estaba previsto hasta ahora y fue, en rigor, establecido por el DNU 70. La reglamentación aclara que esa derivación de recursos al FSR deberá ocurrir tanto si la prepaga capta aportes de forma directa, como también si los obtiene a través de una obra social con la cual tiene un convenio de triangulación (esta modalidad seguirá vigente).

El FSR, al que va un porcentaje de los aportes y contribuciones del sistema de obras sociales (15% o 20%, según el caso), funciona a manera de un seguro, para la cobertura de medicamentos y prácticas de alto costo. Cuando hay triangulación de aportes, las prepagas participan del sistema, porque el monto de dinero que se les deriva ya tiene descontado lo que va a ese destino (un 15% si hay convenio con una obra social sindical) y, a su vez, porque cuando necesitan recursos para compensar algún tratamiento, lo gestionan recurriendo a la obra social con la que tienen convenio, que actúa de intermediaria y cobra una comisión.

Que el FSR tenga más recursos debería derivar en mejores y mayores pagos para compensar el costo de las prácticas cubiertas. Pero varias fuentes del sector consultadas por LA NACION afirmaron que en la práctica se recuperan porcentajes muy bajos de los importes efectivamente gastados, porque para los reintegros se consideran precios de referencia que están retrasados, y no precios reales, y también porque hay demoras, lo cual es un problema que se agrava en un contexto de alta inflación. Además, consideran que se trata de un “fondo opaco” y que no hay reglas claras en su funcionamiento.

La vigencia y el alcance de las medidas

Los decretos conocidos hoy son reglamentarios del DNU 70. Las nuevas medidas establecen que los cambios comenzarán a regir en marzo, y no en abril como se había previsto desde el Gobierno en un primer momento.

Bajo el nuevo esquema, las prepagas podrán captar aportes y contribuciones del sistema laboral de manera directa, es decir, sin tener que firmar un convenio con una obra social para recibir los fondos a través de esta última entidad. En rigor, estar en el esquema de captación directa de aportes será optativo para las entidades. Si deciden operar de esa manera, las empresas deberán inscribirse en un registro especial. Pero también pueden optar por seguir en el sistema de triangulación.

La desregulación del sector existe desde 1993. Hasta ahora, la única opción para ir a una prepaga y no a otra obra social es la triangulación de aportes. Es decir, el trabajador debe afiliarse a una obra social, que recibe los aportes y se los transfiere a la entidad privada, descontada una comisión. Y esos fondos se usan para cubrir el costo o -más usualmente- una parte del costo del plan de salud.

Una modificación significativa, ya incluida en el DNU de diciembre, es que quienes empiecen una relación laboral no deberán permanecer al menos un año en la obra social correspondiente a la actividad que realizan. En los años 90 el sistema de opciones tenía esa restricción, que fue eliminada un par de décadas atrás y repuesta en 2021, por un decreto del expresidente Alberto Fernández.

La libre opción, que podrá ejercerse una vez por año, alcanza a trabajadores dependientes de los sectores privado y público (en este último caso, con restricciones), a monotributistas y a personas que trabajan en el servicio doméstico. El sistema abarca a las entidades comprendidas por la ley 23.660, que rige para las obras sociales de diferente tipo, con exclusión de las que son provinciales, es decir, de las que funcionan en diferentes jurisdicciones con alcance para el empleo público, como el caso del Ioma en la provincia de Buenos Aires.

¿Qué pasará con esas entidades de las provincias, en las que hoy los afiliados están cautivos? Participarán del esquema de libre opción solo si deciden adherir, según confirmaron en la Superintendencia. El artículo 14 del decreto 170 abre la posibilidad de que sean consideradas en el registro de entidades que recibirán aportes de manera directa las “no alcanzadas por la ley 23.660″.

EL PAMI, por su parte, queda al margen de las modificaciones. Hoy hay algunas entidades de medicina prepaga que, al tener convenios con obras sociales, aceptan la derivación de aportes provenientes de los haberes jubilatorios. No se traslada, en rigor, el monto del descuento que tiene la jubilación de cada persona en particular, sino un monto fijo, para todos por igual. Un reclamo de José Luis Lingeri, secretario de Bienestar Social de la CGT, quien emitió un comunicado sobre el tema el fin de semana es, de hecho, que por los jubilados que se quedan en la obra social de su actividad se transfiera el monto que efectivamente se les retiene a quienes cobran las prestaciones que, según el caso, es de entre el 3% y cerca del 6%.

Más costos para las prepagas

Tal como ocurre ahora, quien opte por tener el plan de salud de una entidad privada muy probablemente deberá poner dinero de su bolsillo, para cubrir la diferencia entre el precio de lo contratado y lo que le llega a la entidad por los aportes y las contribuciones. En el actual escenario de recesión, las expectativas de que haya muchos cambios no son altas, teniendo en cuenta las posibles pérdidas de empleo y, sobre todo, el incremento continuo de los precios de las prepagas. Solo en el primer trimestre del año las subas acumulan entre 100% y 120%.

Desde el punto de vista de las prepagas, un tema mirado con mucha cautela para decidir si ingresan o no al sistema sin triangulaciones es cómo será considerado el tema de las preexistencias, es decir, de las patologías que eventualmente tengan los trabajadores al momento de optar por un cambio. Si bien las prepagas hoy no pueden rechazar a alguien por una enfermedad (que debe ser informada, en caso de existir, en una declaración jurada), están habilitadas a cobrar cuotas mayores en esos casos, aunque necesitan una autorización de las autoridades de Salud. En el sistema de la seguridad social, las obras sociales no conocen el estado de salud previo de quienes se afilian. Cuando alguien se afilia y hace triangulación de aportes, en ese caso la prepaga pide la declaración jurada.

La obligación de que las entidades aporten el 20% al Fondo Solidario de Redistribución es un punto valorado por los sindicalistas, sobre todo por los de gremios grandes y con obras sociales de peso, quienes también ven como una media favorable que se busque eliminar la intermediación de aportes que, de todas maneras, en la práctica no se elimina, dado el carácter voluntario que tendrá para las prepagas el cambio de sistema. La triangulación se concreta en muchos casos con entidades pequeñas, con pocos afiliados de la propia actividad, que para muchos dirigentes, fueron responsables del “descreme” del sistema del que se habla en la actividad hace ya tres décadas (así se le llama al efecto por el cual trabajadores de ingresos medios-altos derivan sus aportes al pago de una prepaga).

La insuficiencia del FSR, ante hechos como la inflación y la incorporación de coberturas, afecta las cuentas de las propias obras sociales. Lingeri, sostuvo días atrás que el 90% de los recursos se utilizan para las prestaciones obligatorias por discapacidad. Por eso, consideró que es uno de los temas sobre el que debería trabajarse, junto con “un replanteo del Programa Médico Obligatorio”.

Alerta por el brote de dengue: declaran situación de “alto riesgo” en CABA y crecen los casos en la Provincia

Los especialistas advierten que el dengue está circulando de forma intensa. El último boletín epidemiológico nacional reveló cifras preocupantes. El médico infectólogo Hugo Pizzi recomendó vacunarse.

El brote de dengue continúa generando gran preocupación en las autoridades nacionales, sobre todo luego de que se conocieran los últimos datos a nivel país. Según el boletín epidemiológico, desde la última semana de 2023 hasta la sexta semana de 2024, en la Argentina se registraron 35 muertes por dengue y 48.366 casos.

“El análisis de la información para la caracterización epidemiológica de dengue y otros arbovirus se realiza en este boletín por ‘temporada’”, explica el boletín, en donde se detalla que 44.755 de estos casos son autóctonos; es decir, no poseen antecedentes de viajes.

En cuanto al resto, 2204 sí son importados y 1407 están siendo investigados, “resultando en una incidencia acumulada hasta el momento a nivel país de 104 casos cada cien mil habitantes. En el mismo período de la temporada previa se habían registrado menos de 1000 casos acumulados”.

“En la actualidad 15 jurisdicciones que componen las regiones NEA, NOA y Centro presentan circulación viral notificada en su territorio”, detalla el boletín. En Buenos Aires, particularamente en el área metropolitana que incluye a la Ciudad y a parte de la Provincia, la invasión continúa en ascenso, registrándose casos en diversos distritos.

La invasión de mosquitos también llegó al Área Metropolitana de Buenos Aires (Foto: Adobe Stock).
La invasión de mosquitos también llegó al Área Metropolitana de Buenos Aires (Foto: Adobe Stock).

En el territorio porteño, los últimos datos de boletín que elabora el Ministerio de Salud arrojaron 1054 casos de dengue “probables/confirmados” desde la semana epidemiológica 27, comenzada en junio del 2023, hasta la fecha.

El médico infectólogo Hugo Pizzi (MN 54.101) recomendó vacunarse, aunque aclaró que no todos pueden hacerlo: “Solo personas de entre 4 y 60 años. Se está estudiando bajar y subir la edad, pero la autorización de Anmat y del fabricante se enmarca en ese rango”.

En diálogo con TN, el especialista agregó: “La vacuna japonesa son dos dosis y cubre cuatro años y medio. Actualmente no en todas las jurisdicciones se coloca gratis. En Misiones, por ejemplo, sí las colocan de manera gratuita. En Salta, Catamarca y Formosa también está sucediendo”.

El infectólogo sostuvo “cada dosis vale $60.000″ y que en algunos distritos, por obra social o prepaga, se puede llegar a conseguir hasta con un 50% de descuento. También remarcó cuáles son los principales síntomas: “Cuadro de fiebre abrupta, manchas en el cuerpo, dolores de cabeza intensos y en las articulaciones”.

Invasión de mosquitos en el AMBA: por qué se producen y cuándo podría durar

Especialistas informaron que la invasión de mosquitos que afecta al AMBA se genera por las abundantes lluvias en el campo y en la ciudad que hubo durante la semana pasada, que fueron potenciadas por el calor que empieza a crecer en la ciudad.

Esto se debe a que la especie de mosquitos que invade el AMBA desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias de los últimos diez días aproximadamente.

Los mosquitos que hoy deambulan por el AMBA vivirán alrededor de 20 días más (Foto AdobeStock).
Los mosquitos que hoy deambulan por el AMBA vivirán alrededor de 20 días más (Foto AdobeStock).

Tras la experiencia de los primeros días del año en que la invasión de mosquitos se extendió por más de una semana, los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano temen que esta segunda ola de insectos también se extienda por varios días.

Los especialistas explicaron que los mosquitos que hoy deambulan por el AMBA vivirán alrededor de 20 días, pero que la invasión de mosquitos se extendería por 7 días más aproximadamente. Todo depende de si vuelve a llover o si no hay precipitaciones

| Fuente: www.tn.com.ar

Prepagas: las cuotas de marzo subirán entre 11% y 23% y los aumentos superan el 100% en un trimestre

Las cuotas de la medicina prepaga tendrán en marzo incrementos que, dependiendo del plan. se moverán entre el 11% y el 23%, según se desprende de las comunicaciones que reciben en estos días los afiliados y según confirmaron fuentes del sector a LA NACION. Considerando las subas que hubo en enero y febrero –y que fueron menos dispersas que las previstas para el mes próximo-, en el primer trimestre de 2024 los precios acumularán alzas de entre casi 100% y más de 120%.

Luego de las subas de alrededor de 40% y de entre 25% y 30% en el primer y en el segundo mes del año, prepagas como Galeno, Swiss Medical, Medifé y Omint informaron para marzo subas de entre 21 y 23%, en tanto que entidades como los hospitales de colectividad (Alemán, Italiano, Británico) y otras comunicaron incrementos de sus planes del 15% al 21%.

Los reajustes del trimestre fueron mayores a los porcentajes indicados en el primer párrafo en algunos casos en particular. Un caso es el de quienes tuvieron las cuotas congeladas entre octubre y diciembre de 2023, si las prepagas a las que están afiliados incorporaron a los precios de este año las alzas autorizadas en aquel período (y que sí se aplicaron en su momento en las facturas de quienes no cumplían los requisitos para el congelamiento o no hicieron la declaración jurada requerida).

Otro caso es el de quienes derivan al pago de parte de la cuota un aporte obligatorio que se mantuvo sin cambios; por ejemplo, los jubilados que, a través una obra social, derivan el aporte previsto para el PAMI -en rigor, un monto fijo, no igual a lo que se descuenta del haber- a cubrir algo del costo de su prepaga. Si esos montos no se movieron, entonces impactan en un porcentaje más bajo del valor total de la cuota.

Precios desregulados

Los aumentos de este año se vienen definiendo sin regulación por parte del Estado. El decreto de necesidad y urgencia 70, anunciado por el presidente Javier Milei el 20 de diciembre y publicado en el Boletín Oficial al día siguiente, derogó los artículos de la ley de prepagas que le daban a la Superintendencia de Servicios de Salud facultades para fiscalizar y garantizar “la razonabilidad de las cuotas de los planes prestacionales”.

Es decir, el Poder Ejecutivo liberó los precios y, en consecuencia, las empresas dispusieron aumentos mucho más elevados que los aplicados mensualmente el año pasado. El argumento es que, con las regulaciones antes vigentes, los reajustes no lograban cubrir el alza de los costos. El año pasado las subas de las cuotas acumularon un 137% (para quienes no tuvieron el congelamiento dispuesto en campaña electoral por el exministro de Economía, Sergio Massa), mientras que la inflación fue, según el Indec, de 211,4%.

Los directivos del sector apuntan que ese desfase y la liberación de precios llevaron al incremento de los valores en la magnitud establecida. E insisten en que falta recuperar terreno perdido. Del otro lado, los afiliados sufren un fuerte efecto negativo en sus bolsillos, que se suma al impacto que se venía dando ya en los últimos tiempos en la calidad de las prestaciones, con la salida de médicos de las cartillas, el cobro de copagos o bonos contribución no previstos en los contratos, las demoras en los turnos, o el congelamiento de los montos de reintegros.

Los ingresos de las personas afiliadas, además, tuvieron en muchos casos, recomposiciones muy por debajo incluso de las subas que las prepagas aplicaron el año pasado. Muchos jubilados y pensionados tuvieron en todo 2023 una recomposición de solo 110,9% -por la aplicación de la fórmula de movilidad previsional- y perciben este mes aún el mismo monto que en diciembre pasado. Es uno de los puntos evaluados en las medidas cautelares que se dictaron, con efectos individuales, a favor de quienes hicieron reclamos en la Justicia contra el DNU (concretamente, contra lo referido a los precios de las prepagas).

La primera medida que se conoció en ese sentido fue la firmada a mediados de enero por la jueza Martina Forns, de la Justicia Federal de San Martín, a favor de una jubilada de 78 años. Como en otras causas que se resolvieron luego, el fallo ordenó no aplicar los aumentos anunciados y, en cambio, facturar con las subas autorizadas en función del mecanismo que rigió en 2023. El porcentaje autorizado según esa modalidad fue de 6,76% en enero (en lugar del 40%), pero para febrero y marzo ya no hay valores de referencia, porque luego de emitido el DNU la publicación fue discontinuada.

La cuestión judicial comienza a preocupar en el sector, más allá de que los aumentos siguen siendo elevados, como también preocupa el efecto de una salida de afiliados, que se concentraría en la población sana y de menor edad; es decir, se irían, en mayor medida, quienes menos servicios demandan.

Números desfasados

Según números elaborados por Hugo Magonza, presidente de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami), entre 2020 y 2023 las cuotas de las prepagas subieron un 667%, mientras que el índice de precios al consumidor del Indec avanzó un 1140%, y los valores de los medicamentos aumentaron un 1750%. Solo en enero de este año, ejemplificó el directivo, el medicamento oncológico más utilizado se encareció un 39% mensual y un 514% interanual, en tanto que el precio de la gammaglobulina, que se indica para diferentes afecciones, se incrementó un 65% mensual y un 572% con respecto al primer mes de 2023.

El desfase entre el aumento de costos que se dio en los últimos años, por motivos que la incluyen pero que van más allá de la inflación, y los reajustes habilitados para las cuotas fue un tema muy conflictivo en la relación del sector y los gobiernos, como lo fue y lo es también el vínculo entre el sector financiador (las prepagas) y el de los prestadores independientes.

Los aranceles percibidos por los profesionales y los centros de prácticas de diagnóstico y tratamiento tienen un retraso en cuanto a sus montos, que, según advierten en entidades como la asociación de clínicas Adecra, se agrava por el tiempo que pasa entre la realización de las prestaciones y su cobro. Jorge Cherro, presidente de la entidad, especifica que, dependiendo del caso, se cobra en plazos de 30, 60, 90 y hasta 120 días, algo que, en un contexto inflacionario, lleva a una pérdida del valor muy significativa.

Tras aplicar subas de alrededor de 40% en enero a sus afiliados, las prepagas decidieron trasladar, en general, un incremento equivalente al 90% de ese porcentaje (es decir, un 36%) a los prestadores, siguiendo la regla que regía con los precios regulados. Pero ahora, eso depende de las negociaciones encaradas entre las partes en cada relación en particular, según dijeron a LA NACION varias fuentes de la actividad.