Hay esquemas con cuotas más bajas, pero exigen pagar copagos para ciertas prácticas.
Como por una escalera, las cuotas de la medicina prepaga vienen subiendo de a pequeños escalones. Cada incremento que el Gobierno les autoriza a las empresas viene siendo por porcentajes de una cifra: en general, en torno al 5% cada vez. El gran problema, para los seis millones de afiliados del sistema, es que esos ajustes se volvieron muy frecuentes y golpearon fuertemente el bolsillo por acumulación: sólo en los últimos 12 meses hubo seis de esos “saltitos” -en promedio, uno cada dos meses– que en conjunto dispararon los precios de los planes médicos más de un 38%. Es decir, mucho más que el 26,3% que, según el Indec, avanzó la inflación general durante el último año.
El último incremento avalado por la Superintendencia de Servicios de Salud fue de un 7,5% para todas las compañías, que lo justificaron una vez más, en sus cartas, mencionando “el impacto de los mayores costos médicos”. Las empresas notificaron el cambio en los últimos días de abril y comenzaron a cobrar los nuevos montos con las cuotas de este mes.
Como este ajuste se sumó al 4% aplicado en febrero, los valores llevan ya un 11,8% de avance en lo que va del año. Mientras que, en 2017, hubo saltos -siempre acumulativos- en diciembre (6%), septiembre (5%), agosto (5%), julio (6%) y febrero (6%).
Así, por ejemplo, si un joven soltero de alrededor de 30 años había pagado $ 1.675 en junio de 2016 y $ 2.033 en junio de 2017 por un plan médico básico con reintegros de una prepaga de primera línea, desde este mes pasó a abonar $ 2.815. Afrontó, así, una suba del 38,5% los últimos 12 meses y del 68% en los últimos 24.
Hasta ahora no hubo anuncios sobre cómo seguirá la película, pero las perspectivas no son alentadoras para los afiliados. Sucede que, para el segundo semestre, se esperan al menos otros dos ajustes en las cuotas y las empresas del sector exigirán que se compense el impacto de la megadevaluación -el dólar subió 48% en lo que va del año- sobre los costos de los medicamentos y los insumos médicos que se traen del exterior.
En este contexto, y con la inflación erosionando sus salarios por varios frentes, muchas familias empezaron a verse en aprietos para seguir atendiéndose con el plan de siempre. Y deben buscar opciones, si pretenden no cambiar a una obra social o pasar a atenderse en los hospitales públicos.
“En una situación así, es clave que las familias comparen los planes de las distintas prepagas porque muchas veces así pueden hallar un esquema más ajustado a sus necesidades específicas, con otros prestadores o sin servicios adicionales innecesarios, por un precio mensual menor”, explicó Fabian Barralon, CEO y cofundador de ElegíMejor.net, un sitio que permite comparar las prestaciones y precios de más de 60 planes de las principales prepagas del país.
“Todos garantizan el Plan Médico Obligatorio (PMO), pero a partir de ahí el abanico es muy amplio. Para una pareja de 40 años en relación de dependencia con un hijo, se ven planes entre $ 4.500 y $ 30.000, según lo que incluyan”, explicó Barralon. Y agregó: “Ante la necesidad de bajar gastos, la gente puede buscar un plan con prestaciones similares, pero en uno o dos sanatorios grandes que le queden cerca. También pueden bajar la cuota con esquemas donde haya copagos para los exámenes o las consultas con especialistas. Últimamente, vemos una tendencia a ir a este tipo de opciones más económicas”.
|Fuente: Clarin 26/06/2018