Así lo indicó un estudio de científicos del Instituto Leloir, del Hospital Italiano y del CONICET realizado en roedores. Sugieren que este abordaje mejoraría los resultados de la medicación.
Por este trabajo, el equipo recibió el premio al mejor trabajo del 55º Congreso de la Sociedad Neurológica Argentina.
“Los resultados alentadores del trabajo abren las puertas a la aplicación de estrategias de tratamiento no farmacológicas en pacientes con esclerosis múltiple”, aseguró la directora del estudio, la doctora Carina Ferrari, integrante del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso que lidera el doctor Fernando Pitossi en la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora del CONICET en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
LA EM se caracteriza por ataques del propio sistema inmunológico a la sustancia que recubre los nervios (mielina), lo que puede producir distintos grados de discapacidad, incluyendo un deterioro de las funciones cognitivas. En el nuevo estudio, publicado en la revista “Brain Research” y citado por la Agencia CyTA/Leloir, el “combo” de estímulos redujo en ratones el daño de la corteza cerebral, atenuó la inflamación, mejoró la memoria a corto plazo y alivió la ansiedad y la depresión, que son algunos de los trastornos y síntomas que experimentan los pacientes.
Efectos del deporte
El equipo utilizó un modelo animal de la forma progresiva de la esclerosis múltiple, que representa un 15% del total de los casos y se caracteriza por un empeoramiento constante de los síntomas, sin períodos de alivio o remisión. Los científicos quisieron analizar si los signos o síntomas podían mejorar o revertirse al exponer a los animales a un “ambiente enriquecido”: grandes espacios con juguetes y túneles para interactuar y ruedas para hacer ejercicio.
En una primera etapa, colocaron a un grupo de roedores en un ambiente enriquecido y a otro en uno estándar desprovisto de estímulos durante 28 días. Finalizado ese período, comprobaron que los animales expuestos a estímulos de diferente orden presentaban en la corteza menor falta de mielina, menos inflamación y menor pérdida neuronal.
A su vez, se desempeñaron mejor en pruebas de memoria, ansiedad y depresión, según resalta la primera autora del trabajo, la neuróloga Berenice Silva, becaria postdoctoral de la Fundación René Barón en la FIL y en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
“La medicina actual se enfoca mucho en los tratamientos farmacológicos, y no ve a la persona con esclerosis múltiple como un todo”, afirmó Silva, también neuróloga del Centro Universitario de Esclerosis Múltiple del Hospital Ramos Mejía, a la par que agregó que el abordaje no farmacológico empieza a cobrar relevancia, y se está publicando cada vez más evidencia científica que lo avala, “dado que también provee beneficios y puede ser complementario al tratamiento farmacológico”.
A su turno, el doctor Orlando Garcea, jefe del Centro Universitario de Esclerosis Múltiple de la División Neurología del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires, quien no participó del estudio, afirmó que el avance científico “es muy importante porque se enfoca en el aspecto no farmacológico de la enfermedad, que tanto los neurólogos como los pacientes debemos considerarlo prioritario de la misma manera que lo hacemos con los fármacos. Por ello, es fundamental contar con evidencias científicas que lo avalen”.
Del trabajo también participaron María Celeste Leal, María Isabel Farías, Brenda Erhardt y Pablo Galeano, investigadores de la FIL. Todos los autores de este avance recibieron el premio al mejor trabajo del 55º Congreso de la Sociedad Neurológica Argentina y la mención a trabajo científico destacado en el congreso internacional anual más grande del mundo sobre Esclerosis Múltiple que tuvo lugar en septiembre pasado en Estocolmo, Suecia, y que fue organizado por Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (ECTRIMS).