“Desde marzo a la fecha, algunos laboratorios y droguerías actualizaron los valores de los medicamentos en porcentajes que exceden de manera descomunal inclusive los deslizamientos cambiarios de los últimos meses”, afirman desde la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS).
Un listado de siete productos, con una comparación de precios entre diciembre y enero de 2019 y los últimos tres meses, detalla una variación que va del 25 al 1187% por ampolla, de acuerdo con el fármaco utilizado durante la asistencia respiratoria mecánica.
“Un paciente con respirador requiere una combinación de tres drogas: un miorelajante, una droga contra el dolor y un sedante potente. Todos estos precios se han disparado sin control alguno y muy por encima de cualquier parámetro razonable”, explica la entidad que nuclea a los prestadores privados del país.
La diferencia promedio la estiman en un 503%. En un extremo aparece la ampolla de rocuronio de 50 mg (un relajante muscular para facilitar la intubación), con una aumento del 25% entre finales de diciembre del año pasado ($307,5) y hace una semana ($384). En el otro, está otro relajante, pancuronio, que subió un 1187% por ampolla de 4 mg entre enero ($52) y el mes pasado ($666). La unidad del sedante midazolam (15 mg) trepó un 886% entre enero y este mes, al pasar de costar 32 pesos a valer 318 pesos.
Situación crítica
“Estos productos son esenciales para la atención de los pacientes con Covid-19 y la situación es crítica porque son difíciles de conseguir o se consiguen con un precio caro”, definió Hugo Magonza, presidente de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami) y miembro de la comisión directiva de la UAS.
En un día, según coincidieron especialistas de varios centros privados, en la unidad de terapia intensiva de un sanatorio con 25 pacientes con Covid-19 ventilados, se llegan a utilizar entre 750 y 800 ampollas de esos fármacos. El faltante de por lo menos dos de esos productos, los relajantes musculares midazolam y atracurium (la ampolla aumentó un 744% en los últimos nueve meses), también está afectando la atención de los pacientes en hospitales de varias jurisdicciones.
“No estamos consiguiendo esos fármacos. Hay faltantes. Todos miran cómo se tensiona el sistema sanitario por el uso de camas, pero el problema se está volviendo límite por la falta de medicación y el aumento abusivo de los costos”, sostuvo Mario Lugones, miembro de la UAS en representación de la Cámara de Empresas Prestadoras de Salud (Cepsal).
Faltantes
El reclamo llegó hace dos semanas al Ministerio de Salud de la Nación y la Superintendencia de Servicios de Salud. Los ministros de Salud de las provincias también le solicitaron la intervención a las autoridades sanitarias nacionales.
“Desde hace dos semanas estamos trabajando con todas las provincias y las instituciones que están teniendo este problema. Hablamos con todos los productores. Intentamos destrabar las exportaciones y liberar los lotes. También, hablamos con las cámaras de laboratorios para identificar dónde están los inconvenientes y los laboratorios productores se mostraron comprometidos y dispuestos a colaborar para solucionar el problema. Hoy terminamos un informe muy completo con toda la información de compras y costos que recibimos de las provincias y, como lo refieren las instituciones y los prestadores, los precios de estos medicamentos aumentaron muchísimo y, algunos, de manera abusiva”, explicó Sonia Tarragona, subsecretaria de Medicamentos e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación. Y agregó: “Tenemos una crisis de demanda a nivel mundial con una crisis de producción por la pandemia: se está demandando 10 veces más de estos medicamentos con una capacidad de producción tres veces mayor”.
Ricardo Lilloy preside la Cámara de Empresas de Medicina Privada de la República Argentina (Cempra), que está conformada por 40 entidades con 1,3 millones de beneficiarios en el país, y participó de la redacción de un comunicado que difundió la UAS. “Aparte de la alta demanda de prestaciones especiales, estamos sufriendo el daño de los inconvenientes con la logística por la pandemia. En el país, hay muchos problemas para circular y faltantes que antes se reponían en horas, en avión, hoy van por tierra y eso agrega demoras”, enumeró.
Muchos de los productos, además, necesitan cadena de frío, lo que exige una logística especial de parte de las droguerías, que van organizando los envíos para que coincidan por distritos. “Y, con esto, hubo un incremento real de los precios de los medicamentos, pero un promedio del 500% ya se sale hasta de cualquier margen de especulación porque está por encima de la inflación y de la actualización del valor del dólar”, agregó Lilloy.
Las dificultades para conseguir el producto son similares a las que existían en marzo o abril con, por ejemplo, los barbijos para los equipos de protección personal de los trabajadores de la salud. Un barbijo que se ofrecía a $100, por ejemplo, ahora aparece en las listas de precios a 7 pesos.
“Al principio, cuando no se conocían los tratamientos de Covid-19, del ensayo de opciones terapéuticas surgió que era muy importante el uso de anticoagulantes, corticoides y miorelajantes (en el caso de los pacientes en respirador). Esta buena noticia de descubrir tratamientos que podían evitar la internación prolongada hizo que la demanda se concentrara estos meses en esos pocos productos que demostraron efectividad. Y, eso, trajo escasez y aumento de precio -continuó Lilloy-. Con el avance de la epidemia al interior del país, no hubo stock para soportar la alta demanda. Es necesario que intervengan las autoridades. Consideramos que hay abuso de posición dominante y aplique la ley de abastecimiento. Esta es la denuncia que estamos haciendo.”