Hoy nos debemos un profundo debate sobre el sistema de salud y su sustentabilidad. Sería redundar un nuevo diagnóstico sobre la crisis estructural, las asimetrías intra sistema, la ineficacia e ineficiencia del Estado a cargo de la salud pública en Argentina. El devenir de la pandemia desnudo crudamente estas falencias estructurales del sistema.
La propuesta de un sistema único de Salud esbozada por el Instituto Patria además de ser una simplificación exagerada, carece de viabilidad técnica y jurídica. Recordemos que la salud en la actualidad posee un subyacente corte interjurisdiccional, opera a través de los Ministerios de Salud en sus tres niveles nacional, provincial y municipal.
Hipotéticamente, la Nación en la figura del Ministerio de Salud asume en la década de los años noventa las funciones de coordinación, regulación y asistencia técnica, pero la existencia de una falta de articulación entre las diferentes jurisdicciones, determina en algunos casos servicios superpuestos, situaciones de doble regulación, fiscalización y sobreabundancia de normas para habilitaciones y acreditaciones, con un escaso poder de reglamentación y coordinación de las autoridades sanitarias y provinciales.
No olvidemos que la estrategia de descentralización no puede ser entendida como un hecho aislado, sino que debe ser contextualizada en el marco de la redefinición de las relaciones financieras entre Nación y provincias que se plantearon con el régimen de Coparticipación federal de impuestos.
Esta propuesta luce más como un intento de apropiarse de una caja enorme; en lugar de brindar una solución integrada del sistema de salud. El desempeño y actualidad del PAMI son una muestra representativa de la posible instrumentación y gestión de la propuesta del citado instituto.
Paradójicamente la Argentina destina casi del 9% de su PBI a salud (U$S 45.000 millones), lo que es envidiable por otros países de la región e incluso por países desarrollados, Suiza por ejemplo destina el 8% de su PBI.
Los fondos destinados a Salud en Argentina se van por un gran agujero negro donde se pierden o quedan en el camino cantidades obscenas de recursos que deberían afectarse a prestaciones que den respuestas a las crecientes demandas y necesidades del pueblo argentino en lo que a salud se refiere.
A su vez, fundamentales como los prestadores de servicios de salud; experimentan tempranamente un colapso financiero y luego inviabilidad económica, lo cuál es similar a una sentencia de muerte. Sobre esta inconsistencia se debe trabajar.
La búsqueda de una cobertura universal solidaria es un objetivo perseguido por la mayoría de los Estados. Fundamentalmente en Europa algunos han logrado equilibrios razonables con respecto al financiamiento de la salud y la tan deseada cobertura universal.
En Suiza puntualmente existe un sistema sanitario que tiene un carácter federalista. Dicho sistema todos tienen acceso a una asistencia sanitaria de alta calidad. Existen aseguradoras que están obligadas a incluir a todas las personas que viven en Suiza en su seguro médico básico, sin examen médico previo.
El Estado y el sector privado se reparten la actuación. Las empresas privadas de seguros médicos ofrecen un seguro médico básico y seguros complementarios, pero deben cumplir con los requisitos estrictamente regulados de la Oficina Federal de Salud Pública (BAG) y la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero (FINMA).
La Ley Federal de Seguro Médico (KVG/LAMal) estipula que el seguro médico básico es obligatorio para todas las personas que vivan en Suiza. Para completar las prestaciones del seguro médico básico, se puede contratar seguros complementarios que cubran prestaciones que no están incluidas en seguro básico o de lo contrario los pacientes deben pagar las facturas por su cuenta, si no tienen el seguro complementario correspondiente.
En Suiza se aplica el principio de solidaridad. En pocas palabras esto significa que todos pagan cotizaciones a los seguros médicos, sin importar cuál sea su estado de salud.
En 2018, Suiza ocupó el primer lugar en la investigación anual del grupo de expertos Health Consumer Powerhouse. En esta investigación se consideraron criterios como los derechos de los pacientes, el acceso a la asistencia, los resultados terapéuticos, la prevención, los medicamentos y la gama de prestaciones.
En Suiza hay alrededor de 60 seguros médicos diferentes, pero en el seguro médico básico todas ofrecen las mismas prestaciones.
Alemania tiene instituido un régimen social legal que abarca cinco ramos de aseguramiento: las pensiones, la enfermedad, la dependencia, los accidentes y el desempleo. El seguro de enfermedad está gestionado de forma autónoma por un consejo de administración y el mismo está basado en el principio de solidaridad. Pero en Alemania el ciudadano goza de libertad para afiliarse o no al sistema de salud público ofrecido por el Estado. En caso de no hacerlo, puede contratar un seguro privado.
El sistema sanitario inglés está gestionado por el National Health Service y se financia a través de impuestos. En Gran Bretaña el médico de familia es siempre el primer punto de contacto para la asistencia sanitaria. Solo pueden elegir médico quienes hayan contratado un seguro complementario privado.
En Estados Unidos, se puede elegir entre un seguro médico estatal o privado. Como los costos son tan elevados, muchos ciudadanos no tienen seguro médico. Hay varios seguros médicos estatales, entre ellos Medicare, para las personas mayores de 65 años y personas con discapacidades, Medicaid, para ciudadanos de bajos ingresos, y Tricare, para soldados y veteranos.
De forma similar a lo que ocurre en Francia y en Gran Bretaña, en Italia el sistema sanitario, llamado Servizio Sanitario Nazionale, se financia mediante impuestos y no es posible elegir libremente el médico, tampoco.
El sistema de salud de Australia es considerado unos de los mejores del mundo y es un sistema mixto, ya que está subsidiado a través de una asociación público-privada. El servicio de salud pública de Australia, también conocido como Medicare, es universal y garante la cobertura para todos los ciudadanos australianos. Cuando se inscribe en Medicare, el sistema paga algunos de los costos de atención médica; sin embargo, no todos los servicios médicos están cubiertos.
Un rasgo distintivo de todos estos sistemas es que conviven o se desarrollan a partir de un método mixto de financiamiento de la salud. En primer termino se reconoce, la necesidad de financiar la salud y por lo tanto con distintas líneas de acción con mayor o menor protagonismo del estado se intenta abordar un problema que es mundial.
Es central primero reconocer la necesidad de financiamiento y luego buscar soluciones que no sean meras recetas o copias de sistemas desarrollados en tiempos y espacios distintos.
Pero en Argentina existen características especiales en el sistema de salud. La delegación de la salud en cabeza de los sindicatos a partir del subsistema de obras sociales sindicales. Con un poderoso control de sus recursos organizacionales y financieros principales. No hay antecedentes en ningún otro lugar del mundo de semejante entrega de recursos a organizaciones que deberían, pero no son controladas, y además administran fondos públicos. Lo que conlleva a un sistema de salud descentralizado (Nación, Provincias, Municipios), fragmentado (OS, EMP, Obras Sociales Sindicales), descontrolado y debilitado.
No estamos en condiciones de afirmar que el problema absoluto sea este, pero en gran parte colabora con la distorsión y falta de reglas claras que permitan hacer sustentable un sistema en el que cada día se hace más inviable.
Dentro de las propuestas de solución que técnicamente podemos aportar para el sector, sin lugar a dudas la primera, es abrir un debate profundo y sin ataduras corporativas que promueva la cobertura universal básica pero efectiva no discursiva o abstracta y a su vez se pueda combinar con un sistema mixto donde necesariamente convivan la responsabilidad indelegable el sector público y un sector privado sólido, innovador, emprendedor que pueda recrear un nivel de inversiones tecnológicas y de Know How que permita mantener a la Argentina en la cúspide de la calidad prestacional al servicio del ciudadano.
En segundo término, definir claramente el alcance de la cobertura básica obligatoria que en Argentina es el (PMO) Programa médico obligatorio.
Programa que está totalmente desactualizado cuantitativa y cualitativamente. El PMO debe ajustarse a la realidad de lo necesario para que sea posible garantizar la tan esperada cobertura universal. La cobertura universal es necesaria pero no pude ser o tender a infinito, eso desacopla cualquier sistema y los lleva a la situación que vivimos hoy.
Seguidamente, se deben definir con claridad las políticas de financiamiento de las prestaciones complementarias como ocurre en los países donde funciona este sistema y sobre todo se de libertad de elección en aquellos tratamientos o prácticas donde es posible optar y necesariamente el paciente debe asumirlo de manera particular como ocurre en todo el mundo con acceso a tecnologías de última generación a disposición de los pacientes.
Finalmente debemos debatir con seriedad el rol de los intermediarios en la cadena de valor de las prestaciones de salud. La oferta de coberturas a nivel comercial que son inviables a nivel prestacional constituye en sí una forma cuasi fraudulenta y ostentación de una presumible posición dominante que somete a los prestadores (médicos) a valores indignos y no sustentables en el tiempo.
En síntesis, cada cuál debe desde su responsabilidad asumir este desafío y así intentar romper con la idea que en estos países del subdesarrollo desordenado donde las cosas materiales son cada vez más caras y las personas más baratas. Al contrario de lo que ocurre en los países desarrollados donde el valor de las personas, no se circunscribe a las diferencias salariales o de ingreso per cápita sino también a cuestiones tan cruciales como el acceso a la salud y a la educación, adaptando el razonamiento de un conocido economista.
Argentina hace muchos años que promueve la creación de un derecho donde surge una necesidad dejando de lado la premisa fundamental de que al lado de un derecho surge inevitablemente una obligación y lo más trágico es que a esa obligación alguien tiene que pagarla.
Fuente: www.clarin.com