Según el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas INEI-ANLIS Malbrán informó a la Dirección de Epidemiología de la cartera sanitaria sobre los dos aislamientos.
Además, se informó a la Gerencia Operativa de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y se realizó una reunión conjunta entre las autoridades y personal de la clínica, equipos técnicos porteños y del Ministerio de Salud.
“Al momento se encuentran en proceso técnicas moleculares para caracterizar el patógeno y pruebas de sensibilidad in vitro con el método de referencia”, informó el BEN.
Una de las muestras aisladas proviene de un paciente internado desde el 2 de octubre en la unidad de cuidados intensivos de una clínica de CABA, quien fue derivado de una clínica del exterior del país, trasladado en un vuelo sanitario y, actualmente, permanece internado.
El 18 de octubre se le realizó un urocultivo con aislamiento de Candida sp, que diez días después fue identificado como Candida auris en un laboratorio privado.
La otra persona aislada “presenta una fístula de drenaje posquirúrgica y es tratado de forma ambulatoria en la misma clínica”.
“Ambos pacientes no compartieron el mismo ámbito en el mismo momento durante su estadía en la clínica y la investigación epidemiológica continúa en proceso”, remarcó el Boletín.
El infectólogo, Ricardo Teijeiro, señaló que “el hongo mayormente se encuentra en hospitales y geriátricos, pudiendo contaminar a los pacientes y residentes aun cuando no tengan ningún tipo de patología”.
“La infección puede ser riesgosa para aquellos pacientes con problema de inmunosupresión u oncológicos, cuyos perjuicios pueden provocar la muerte del infectado”, dijo.
Enfatizó que “el hongo tiene bastante resistencia debido a que no evoluciona bien con antimicóticos comunes y no es fácil tratarlo como a otros hongos que afectan a las personas”.
Teijeiro destacó que la manera de prevenir la expansión del hongo es “la higienización constante de los lugares en donde hay pacientes inmunodeprimidos y el tratamiento adecuado al paciente” que lo tenga.
El infectólogo resaltó a su vez que el contagio de este hongo es entre “personas con problemas inmunológicos” y que en aquellas que no tienen problemas de salud “no produce enfermedades graves”.
El objetivo es el control oportuno de brotes, que incluye “la rápida identificación de la C. auris en pacientes hospitalizados, que es particularmente importante para que las instituciones puedan tomar precauciones especiales para detener su propagación”, indicó.
En tanto, Fernando Messina, infectólogo de Unidad Micología Hospital Muñiz, sostuvo que este hongo “es más difícil de erradicar de superficies, por eso es más difícil de eliminar“.
Y agregó que, si bien es posible el contagio por fuera del ámbito hospitalario, “los efectos en personas sanas son nulos”.
El patógeno emergente fue aislado y descrito por primera vez en 2009, en 2011 se describió el primer caso de fungemia (hongos en la sangre) causado por esta especie y en 2012 se notificó el primer brote hospitalario en la Región de las Américas.
Desde el primer caso, el patógeno fue reportado como agente causal de infecciones invasoras en humanos en al menos 47 países.
La emergencia de este patógeno “se debe a su facilidad para persistir y causar brotes en el ámbito hospitalario, así como a la escasa eficacia de los antifúngicos para controlar la infección”, indicó el informe.
La mortalidad reportada en fungemia por Candida auris varía entre 30-72 % y “puede colonizar el cuerpo humano y puede persistir en el ambiente hospitalario por semanas; además, algunos desinfectantes de uso común no son efectivos contra esta especie”.
Se transmite a través del contacto con ambientes contaminados o con personas colonizadas y puede persistir en el ambiente hospitalario por semanas.