Cada 19 de agosto se conmemora el atentado del que fueron víctimas 22 cooperantes hace 19 años. La ONU alerta de que los ataques y las necesidades humanitarias se multiplican en todo el mundo.
Este viernes se cumplen 19 años de aquel 19 de agosto de 2003, cuando un atentado bomba en el hotel Canal de Bagdad se cobró la vida de 22 trabajadores humanitarios, entre ellos el representante especial del Secretario General de la ONU para Irak, Sergio Vieira de Mello.
Cinco años más tarde, la Asamblea General adoptó una resolución que designaba esta fecha de cada año como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
Sin embargo, desde entonces, casi 5.000 trabajadores humanitarios fueron asesinados, heridos o secuestrados, y en la década de 2010-2019 hubo un aumento del 117% en los ataques con respecto a 2000-2009.
Según las cifras que aporta la ONU, la situación sigue empeorando. En 2021, 460 trabajadores humanitarios sufrieron ataques: 140 fueron asesinados, 203 heridos y 117 secuestrados, con principal foco en Sudán del Sur, Afganistán y Siria.
Y se teme que este tipo de víctimas aumente significativamente en 2022 debido a la guerra en Ucrania, donde los ataques con cohetes y los bombardeos amenazan a los civiles y a los proveedores de ayuda por igual.
Entretanto, Yemen padece actualmente la crisis humanitaria más grande del mundo. Se estima que en 2021 un total de 20,7 millones de personas (el 67% de la población del país) precisaban asistencia humanitaria. De éstas, más de 12 millones sufrían una necesidad aguda.
Cada año, el Día Internacional de la Ayuda Humanitaria se centra en un tema, reuniendo a socios de todo el sistema humanitario para abogar por la supervivencia, el bienestar y la dignidad de las personas afectadas por las crisis y por la seguridad de los trabajadores humanitarios.
En ese contexto de necesidades humanitarias récord en todo el mundo, el lema de este año es “Ayudemos en comunidad”, basado en un proverbio africano que reza: “Se necesita de un pueblo para criar a un niño”.
Esta metáfora del esfuerzo colectivo busca aumentar la apreciación global del trabajo humanitario, ya que “se necesita de toda una comunidad para apoyar a una persona en una crisis humanitaria”.
Cuando y dondequiera que la gente esté en situación de necesidad, hay otros que les ayudan. Desde las propias personas afectadas -siempre las primeras en responder cuando se produce una catástrofe- hasta la comunidad global que las apoya mientras se recuperan, se unen para aliviar el sufrimiento y brindar esperanza”.
La campaña 2022 pretende homenajear a los cientos de miles de voluntarios, profesionales y personas afectadas por crisis que prestan atención médica urgente, alojamiento, alimentos, protección, agua y mucho más.
Fuente: ONU
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