Realizada por investigadores del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y publicada en The Lancet, esta fórmula permite que sistemas sanitarios de 174 países puedan decidir qué fármacos o dispositivos se deben utilizar
La asignación de recursos, por definición finitos, para la salud pública requiere de análisis detenidos, informados y de profesionales preparados especialmente. Los responsables de marcar las prioridades en estas áreas tienen en sus manos el desafío de distribuir en forma equitativa esos medios, especialmente en los países con poblaciones más empobrecidas y más necesitadas de la asistencia de sanitaria de los estados.
Investigadores del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) tomaron en sus manos el reto de elaborar una fórmula que permita ser eficaz en la asignación de partidas. Junto a colegas del Reino Unido formularon la primera ecuación simple y directa que puede ayudar a los sistemas de salud de 174 países a decidir qué medicamentos, dispositivos y vacunas deben utilizar. El trabajo, que fue adelantado a Infobae, fue publicado hace pocas horas en la revista The Lancet- Global Health
El fórmula dará respaldo a los sistemas de salud de 174 países que podrán acceder a dar respuesta a esos interrogantes de una manera más eficiente y equitativa. La novedosa ecuación está basada en datos disponibles en la mayor parte de los países y ofrece a los tomadores de decisión un parámetro crítico para orientar la adecuada asignación de recursos en salud.
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El primer autor del estudio, el doctor Andrés Pichon-Riviere, director general del IECS, institución académica afiliada a la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que es sede de una unidad ejecutora del CONICET, explicó que la ecuación “permite tomar mejores decisiones y que los sistemas de salud puedan concentrar sus esfuerzos y sus recursos en aquellas intervenciones y tecnologías que realmente valen la pena. En otras palabras, ayuda a producir más salud con el mismo presupuesto”.
Pichon Riviere, también magíster en Epidemiología Clínica, doctor en Salud Pública e investigador principal del CONICET, precisó que la novedosa herramienta, que ya empezó a ser utilizada por gobiernos de países de la región, “también es un incentivo para bajar los precios de tecnologías que no ofrecen grandes beneficios”.
Cuando los sistemas de salud eligen qué tecnologías incorporar tienen en cuenta diferentes elementos, como por ejemplo, qué nivel de beneficio produce en los pacientes, su seguridad o la calidad de la evidencia científica que avala su uso. Uno de estos elementos es la costo-efectividad de la tecnología, que mide la relación que existe entre los beneficios que produce y los costos que implica. La nueva ecuación permite calcular el “umbral” o límite que las tecnologías no deben superar para que valga la pena incorporarlas al sistema de salud.
Hasta ahora, la mayoría de los países calculaban ese umbral de costo-efectividad a partir de una regla empírica aproximada propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace 20 años. Esta “fórmula” postulaba que una intervención era costo-efectiva cuando el costo por años de vida, ajustado por discapacidad o AVAD (una medida de la pérdida de años 100% saludables debido a muerte prematura o discapacidad), era inferior a 3 productos brutos internos (PBI).
Asimismo, era “muy costo-efectiva” cuando ese mismo resultado costaba menos de 1 PBI. Sin embargo, el mismo organismo cuestionó más tarde la validez de esa fórmula, admitiendo que podría dar lugar a una sobreestimación de la cifra.
Con la aplicación de la nueva ecuación propuesta, Pichon-Riviere y sus colaboradores, confirmaron la presunción de sobreestimación: los umbrales de costo-efectividad “reales” son sustancialmente menores a los estimados por la mayoría de los países, especialmente los de bajos y medianos ingresos.
“Eso implica que los países podrían estar ‘perdiendo’ salud cuando deciden cubrir ciertas tecnologías. Esto es, la salud que se gana es menor a la que se pierde por no usar esos recursos en otras intervenciones. Es decir que, hay cosas que estaban quedando fuera de la cobertura por un racionamiento implícito”, explicó el autor principal del estudio.
Cuando los países usan un umbral erróneo, significa que están incorporando prestaciones haciendo un mal uso de su presupuesto y dejando intervenciones más beneficiosas sin prestar o cubrir, destacó el investigador. Por ejemplo: quizás están financiando un medicamento muy costoso para la etapa terminal de una enfermedad, pero no están haciendo intervenciones preventivas en la población para evitar que la enfermedad aparezca.
“La nueva ecuación permite distribuir los recursos de manera equitativa y da reglas claras para los sistemas de salud y para la industria productora de tecnologías respecto de los precios que se pueden cubrir”, aseguró Pichon-Riviere. Al tiempo que añadió que los países pueden ajustar los resultados y bajar o subir los umbrales de costo-efectividad en función de metas más ambiciosas de inversión en salud o de situaciones coyunturales.
Hasta ahora solo unos pocos países habían podido estimar en forma aproximada sus umbrales de costo-efectividad, porque los métodos eran muy complejos y requerían una cantidad y calidad de información habitualmente no disponible, sobre todo en países de menores ingresos.
Una de las mayores contribuciones de este trabajo es que, no solo aporta un método novedoso para estimar los umbrales, sino que también lo hace de una forma sorprendentemente simple y con datos accesibles con facilidad en la mayor parte de los países, incluyendo aquellos de bajos y medianos ingresos.
Si bien ahora se están publicando los resultados principales en la revista The Lancet, el equipo del IECS viene trabajando desde hace años en este proyecto que ya había generado reportes y avances muy importantes, presentados parcialmente desde 2015 en congresos de la especialidad realizados en Roma, Tokio y San Pablo. De hecho, el gobierno de Brasil incorporó, desde el 31 de agosto del año pasado, esta herramienta para su cálculo del umbral de costo-efectividad, y también sirve como un insumo de referencia en Perú y Argentina.
Además de Pichon Riviere, el trabajo lleva la firma del doctor Michael Drummond, profesor de Economía de la Salud de la Universidad de York, en Reino Unido, y referente internacional en economía sanitaria y de otros tres expertos del IECS: el doctor Federico Augustovski, director del Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Economía de la Salud del IECS; el doctor Sebastián García Martí, coordinador de dicho departamento, y el economista Alfredo Palacios, quien actualmente es becario de investigación en el Centro de Economía de la Salud de la Universidad de York, en York, Reino Unido.
Cuál es el componente principal de la ecuación
Siguiendo el cuadro presentado aquí arriba los componentes de la ecuación son los siguientes:
CETQALY: umbral de costo-efectividad para ganar un año de vida en plena salud
%Δh: aumento esperado en el gasto en salud per cápita
HEpc: gasto en salud per cápita
LE: expectative de vida al nacer
ΔLE: aumento esperado en la expectativa de vida
QYr= ratio entre la expectativa de vida ajustada por calidad y la expectativa de vida medida en años
QALY: año de vida ajustado por calidad
| Fuente: www.infobae.com